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En etapas avanzadas de demencia es posible que la persona pueda llegar a sufrir episodios de agresividad. Esta demencia senil agresiva, cuando ocurre, generalmente se manifiesta como reacciones violentas, verbales o físicas, hacia los cuidadores o hacia las personas del entorno.
Estos comportamientos pueden ser muy desafiantes y estresantes, tanto para la persona que los experimenta, como para los cuidadores. No obstante, es importante entender que la demencia es una afección compleja y que la persona no está actuando por voluntad propia, sino que puede existir una dificultad o una necesidad no atendida que motiven esta reacción agresiva.
Si estás preocupado porque un ser querido muestra síntomas de demencia senil agresiva, en este artículo vamos a tratar de facilitarte unos consejos esenciales para saber cómo actuar en estas situaciones y cómo tratar de evitar las reacciones violentas.
Tabla de contenidos
Cuando la demencia senil llega a una fase agresiva es posible detectar algunos síntomas como:
Es normal que la demencia senil agresiva de un ser querido nos afecte y debilite nuestras energías. Para tratar de evitarlo, aquí te proponemos unos consejos que pueden ayudarte:
Entiende el porqué de su agresividad
Lo primero que debemos hacer es tratar de entender a la persona y saber cómo actúa su enfermedad con el fin de comprender su comportamiento y evitar las posibles agresiones.
Para empezar, debemos entender que los cambios cognitivos y los sentimientos de la persona con demencia senil pueden incidir en su carácter y desencadenar la agresividad. El dolor físico, la frustración y el enfado por no poder realizar tareas cotidianas, o el miedo y confusión, y los delirios y alucinaciones, propios de la demencia, pueden conducir a fases de agresividad y ataques de ira.
No te tomes la agresividad como algo personal
Trata de entender que esta agresividad es un síntoma que acompaña a la demencia, y que la persona no se comporta así de forma voluntaria.
Identifica qué causa las reacciones agresivas
Puesto que la agresividad responde al miedo, a la ira o a la confusión, conviene tratar de detectar qué es lo que provoca estos sentimientos y desconfianza. No siempre es fácil averiguarlo, pero sí que podemos tratar de no contradecirle ni enfrentarnos a la persona, sino dejar que se calme cuando vemos que se está empezando a molestar.
Así, por ejemplo, si la conducta agresiva sucede al llegar la noche, en vez de forzar a la persona para que se acueste y enfrentarse a ella, sería más adecuado poner en marcha una serie de rutinas (luz tenue, música suave, ponerse el pijama, etc.) y así te anticipas y evitas aquello que dispara su agresividad.
Procura que se sienta cómodo
Si la persona se siente incómoda o molesta y no le resulta fácil comunicarse, es posible que se sienta frustrada, y este malestar puede ser la causa de sus reacciones agresivas. Un entorno agradable, cálido y seguro, así como seguir una rutina en el día a día, pueden resultar de gran ayuda para la persona con demencia senil agresiva.
Comunicación y empatía
Mantén una comunicación tranquila y comprensiva con la persona afectada. Trata de empatizar con sus sentimientos y preocupaciones, y procura explicarle con paciencia qué es lo que estás haciendo cuando le procures cuidados o cuando haya algún cambio en su rutina.
Busca conversaciones o acciones que le muevan a la calma
Si ves que se está agitando, conviene que desvíes su atención hablándole de cualquier tema que le resulte más placentero y le genere mejor humor, o bien, puedes poner música que le relaje, por ejemplo.
Pide ayuda profesional
Si no eres capaz de rebajar la agresividad de tu ser querido afectado por demencia senil, puedes consultar con el médico de familia o geriatra. Además de facilitarte más consejos para lidiar con esta difícil situación, también podrán pautar un tratamiento médico, en caso de ser necesario recurrir a la medicación.
Existen diferentes medicamentos que se utilizan para controlar la agitación, el comportamiento violento y la inestabilidad emocional causados por la demencia, como es el caso de los medicamentos antipsicóticos, antidepresivos o estabilizadores del estado de ánimo que pueden ser recetados por un médico. No obstante, deben usarse con precaución y bajo supervisión médica debido a los posibles efectos secundarios. Además, debemos tener en cuenta que estos medicamentos solo deben usarse cuando otros enfoques no farmacológicos no hayan logrado mejorar los síntomas de la demencia senil agresiva.
Además, de los consejos comentados para tratar de evitar o reducir la agresividad, también podemos mejorar la calidad de vida de una persona con demencia senil agresiva abordando sus necesidades emocionales y físicas. Para ello podemos recurrir a:
Practicar actividad física
El ejercicio ayuda a reducir el estrés y la ansiedad, ya que se liberan endorfinas, que pueden mejorar el estado de ánimo y reducir la irritabilidad en algunas personas.
Además, el ejercicio regular puede contribuir a un mejor patrón de sueño y descanso, lo que puede tener un efecto positivo en el comportamiento de la persona con demencia senil agresiva.
Y si la actividad física involucra actividades cognitivas, como bailar, los beneficios son aún mayores, ya que la actividad puede proporcionar una estimulación cognitiva adicional muy necesaria para las personas con demencia.
Participar en terapias ocupacionales
Existen distintas terapias ocupacionales que buscan la mejora del movimiento de la persona y también del comportamiento. La musicoterapia, la pintura, manualidades, etc. son muy recomendables para tratar de frenar el deterioro cognitivo.
Mantener un hogar o entorno ordenado y seguro
Un ambiente ordenado y organizado puede proporcionar un entorno más seguro y menos estresante, lo que, a su vez, podría influir positivamente en el comportamiento de la persona con demencia, además de ayudar a reducir el riesgo de accidentes y caídas.
Cuando un ser querido llega a la demencia senil en fase agresiva y la situación sobrepasa a los familiares y cuidadores, es posible plantearse la idea de acudir a un centro de día o residencia especializada donde la persona estará cuidada por profesionales de la salud, terapeutas ocupacionales y personal de enfermería. Estos profesionales comprenden las necesidades únicas de las personas con demencia senil, y pueden brindar una atención más adecuada, constante y segura que ayuda a prevenir comportamientos agresivos y accidentes.
En Bouco ofrecemos a nuestros mayores diferentes programas de actividades diseñadas específicamente para personas con demencia senil. Estas actividades, que desarrollamos en nuestros Centros de Día y Residencias, incluyen ejercicio físico, estimulación cognitiva y actividades sociales, lo que puede ayudar a reducir la agresividad al proporcionar una rutina y una estimulación adecuada. Además, nuestros centros están adaptados a las necesidades de las personas con demencia senil agresiva y ofrecen acceso a servicios médicos, si fuese necesario.