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Las alteraciones del equilibrio y la marcha son frecuentes en las personas mayores, lo que influye de manera directa en el riesgo de caídas. Aproximadamente el 30% de los mayores de 65 años se cae una vez al año, y este porcentaje aumenta al 50% en quienes superan los 80. Por eso, la intervención de los profesionales que trabajan en las residencias Bouco está dirigida a mejorar la funcionalidad para aumentar la autonomía y evitar complicaciones que puedan comprometer la salud y el bienestar de los residentes.
Hacer ejercicio físico adaptado y dirigido a las personas mayores es uno de los recursos más interesantes para prevenir trastornos de la marcha. Y, en concreto, la terapia acuática está consiguiendo importantes beneficios para mejorar las capacidades funcionales del anciano, frenar y retrasar el deterioro físico que va implícito al envejecimiento y evitar el riesgo de caídas. Con este objetivo, las residencias Bouco están implementado esta actividad en los centros que cuentan con instalaciones de piscina y spa.
En general, practicar actividad física en el agua resulta más sencillo y motivador que en una sala o gimnasio. “Realizar movimientos en el medio acuático es más fácil, pero también ofrece mayor resistencia, lo que permite ejercitar y tonificar la musculatura. Además, al disminuir el impacto, las articulaciones y extremidades trabajan de manera efectiva, pero sufren menos, reduciendo o evitando el dolor en caso de traumas, artrosis, artritis, fibromialgia, etc.”, explican desde Bouco. Por otra parte, las personas mayores se sienten más seguras a la hora de realizar cualquier movimiento porque, debido a la flotación, no existe el riesgo de caídas.
La terapia acuática ofrece muchas posibilidades de intervención tanto en el marco de la prevención como de la rehabilitación de patologías físicas o neurológicas, de hecho, está muy recomendada para pacientes con alzhéimer o párkinson. Sin embargo, como sostienen desde Bouco, “lo más importante es que se adecuen a las condiciones y necesidades de cada residente”. Para eso, los equipos de Bouco establecen un plan de actuación y determinan las actividades a desarrollar en cada caso.
En cualquier caso, entre los objetivos principales del entrenamiento y la terapia acuática destacan los siguientes:
Y todo ello, en última instancia, contribuye a promover la autonomía personal y el envejecimiento activo, finalidades de la atención a las personas mayores y/o dependientes.
Los beneficios de la terapia acuática, no solo son físicos, sino también psicológicos y cognitivos. Trabajar en el agua ayuda a la relajación, sobre todo si el agua está a una determinada temperatura. Además, el ejercicio se hace a un ritmo tranquilo y las personas mayores pueden gozar de todas las ventajas de practicar ejercicio, mientras se divierten, mejorando la autoestima.
Por otra parte, son actividades que los sacan de su rutina y les permiten socializar y relacionarse con otros compañeros en un entorno relajado y lúdico. Al fomentar las relaciones interpersonales, la terapia acuática también contrarresta la sensación de aislamiento y soledad.