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Las terapias que se realizan en las residencias de mayores tienen como objetivo mejorar la salud física y psíquica de las personas, así como su bienestar emocional, lo que redundará en una mejor calidad de vida. Pero no todas las terapias sirven para todos. Es importante que las terapias se empleen teniendo en cuenta siempre las necesidades de cada individuo, así como los objetivos que se quieren conseguir. La terapia de estimulación basal, por ejemplo, promueve el desarrollo integral de la persona que padece deterioro cognitivo avanzado y que tienen serias limitaciones en la comunicación, percepción o movimiento. Las técnicas que utiliza este método están relacionadas con la estimulación física y sensorial.
“Es un concepto que interviene holísticamente a la persona, desde una perspectiva social, emocional, física, biológica, etc. Su principal objetivo es que la persona recupere la percepción corporal y la interacción con su entorno”, indica la terapeuta ocupacional de Bouco, Rocío Rodríguez.
La estimulación basal está indicada para todos aquellos usuarios que presentan privación sensorial y motora o grandes limitaciones, que afectan a su calidad de vida: agitaciones, alteraciones emocionales y/o sensoriales, etc.
Las capacidades innatas de cada ser humano (conocidas como basales) son el punto de partida para promover y estimular la percepción y la comunicación en las personas mayores con deterioro cognitivo. Estas están relacionadas con el área de la percepción y basadas en las experiencias personales. “Se estimula la parte más sensorial y profunda de la persona, que es lo que nos conecta con nuestro cuerpo y con el entorno”, detalla Rocío Rodríguez.
Este método se basa en diferentes tipos de estimulación:
Todas estas técnicas proporcionan a los residentes de Bouco una dosis diaria, y muy necesaria, de estimulación corporal y de percepción del entorno.
Los principales beneficios de la terapia de estimulación basal, según la terapeuta ocupacional de Bouco, son los siguientes:
En definitiva, un entorno estimulante ayuda a promover la creación de nuevas conexiones neuronales y la persona puede llegar a recuperar capacidades corporales y cognitivas que aún conserva.
La estimulación basal, por tanto, permite a las personas con demencias avanzadas sentir su propia existencia y, en cierta forma, entender lo que sucede a su alrededor, gracias a la percepción corporal y a la orientación en el entorno. Todo ello, repercute positivamente en el desarrollo de las Actividades Básicas de la Vida Cotidiana (ABVC), lo que mejora la calidad de vida.